viernes, 8 de enero de 2010

Al final le hice caso al ayudante del consulado... me quedé sin llegar a China...


Al final le hice caso al ayudante del consulado de Laos en Vietnam: subí hasta Hans Hoa a doscientos kilómetros de Hanoi bajé hasta Dong Ha y entre en Laos por Sepon de todos modos toda la costa de Vietnam es muy bonita. Pero estaban las playas vacías, casi todos los días llovía. Me encontré con dos chicas que venían en un tándem: una era francesa pero vivió muchos años en Argentina o sea que hablaba español. Me hizo muy feliz poder hablar con alguien y entre otras cosas me dijo que si conocía Saigón podía pasar de Hanoi. Y entre el de la embajada y esta chica me decidí y di la vuelta y me decidí pasar el fin de año en Laos. Quería pasarlo en Vientiane, pero no pude llegar. Entré en Laos el día veintiocho. Pensé que estaba mas cerca pero estaba a seiscientos kilómetros. Lo intenté pero la carretera no me ayudó mucho: esta en muy malas condiciones. El fin de año lo pasé en Hin Bun, una aldea de cuatro chozas, como todo Laos. Quitando Vientiane, el resto del país todo son aldeas, teniendo en cuenta que sólo tiene cuatro millones de habitantes que viven, si no en la miseria casi la rozan. Cuando veáis las fotos, lo entenderéis mejor: todas las casas son de paja y Uralita, los niños muchos están desnudos porque no tienen ropa, no porque les guste. Lo bueno que tiene este viaje en bici es que me salgo totalmente de las rutas turísticas y ves la realidad del país, no la realidad que el gobierno quiere enseñar a los visitantes extranjeros. De todos modos estoy nueve o diez horas encima de la bici. Desde que empecé este viaje no he descansado si no un día en Camboya. El resto, todos los días desde las seis de la mañana hasta las cinco de la tarde estoy pedaleando. Sólo paro para comprar comida y fruta y comer y hacer alguna foto, el resto es darle a los pedales. A 7 de enero de 2010.

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