martes, 30 de noviembre de 2010

Para un creyente del budismo no se prepara para lo peor, sino para una nueva vida.

Estoy a las afueras de Bangkok, en casa del hermano de Nuna, he ido a ver a Yun, está en las últimas un tío que mide 1.70 centímetros no puede pesar cuarenta y tres kilos… Cuando veáis las fotos del hospital os daréis cuenta porque estoy muy preocupado. Lleva dos semanas a base de suero y trasfusiones de sangre y plasma, el médico dice que nos vayamos preparando para lo peor, no con estas palabras… Para un creyente del budismo no se prepara para lo peor, sino para una nueva vida.

Ojalá que Yun, que es un buen budista, encuentre esa nueva vida y no la tire a la basura como ha hecho con esta, tiene treinta y ocho anos y la mitad los ha pasado en los sopores que da el alcohol. Hace seis meses dejó de beber pero ya era demasiado tarde, ya la enfermedad lo estaba minando.

Intentaré darle compañía algún tiempo, espero que no sea mucho, porque está sufriendo él y su familia y amigos, y estas cosas, cuanto más rápidas, mejor para todos, sobre todo para el bueno.

Ya os contaré como termina todo, ahora no me apetece escribir más, estoy en internet en el hospital, besitos

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