No os conté cuando me mordió la serpiente lo que hubo entre medio de esa historia, solo os conté los hechos .
Aparte de ponerme muy malito cuando salí del hospital la fiebre había bajado a 38 con los medicamentos, cuando iba en el tren me subió tanto que me costaba hablar y en ese duerme vela que da la fiebre me quedé dormido pero tuve que hablar en sueños porque la señora que iba a mi lado me despertó y me dijo que qué me pasaba…
Le conté mas o menos la historia y se fue… al cabo de unos minutos vino acompañada de unas cuantas personas mas y con una toalla mojada me secó la frente del sudor y me puso hielo que fue a buscar al restaurante del tren, otro me trajo una manta, una chica me trajo agua que pagó de su bolsillo.. me cuidaron como si fuera un niño. Cuando llegamos a Hat Yai me buscaron un taxi y una señora me acompañó hasta el hospital y explicó al enfermero de la puerta lo que me traía al hospital, me hizo un saludo juntando las dos manos y se fue.
Y todo esto sin conocerme de nada.
Estas cosas son las que deciden que Asia es un buen destino para pasar los últimos años que me queden. El cariño de la gente que te rodea te hace sentir muy bien y mitiga un poco la nostalgia de lo que dejaste atrás, amigos, familia, y todo ese mundo vivido durante tantos años…
Bueno, os dejo un abrazo a todos
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