domingo, 30 de octubre de 2011

La serpiente que parecía una cobra

Arau es un pueblito que me encanta en Malasia. Lo conocí cuando fui en bici. Pues bien, viniendo de Malaca hacia la frontera tailandesa aunque tenia billete hasta Hat Yai decidí bajarme en Arau para coger un mini bus que me llevara a Kuala Perlis que está a unos cuarenta kilómetros para desde allí coger el ferry que me llevaría a Langkawi. Pero cuando las cosas tienen que torcerse se tuercen.
Al poco de bajar del tren, iba caminando hasta la estación de bus cuando vi un grupo de chicos muy excitados mirando al suelo y gritando, así que me acerque y vi lo que era una serpiente que me pareció una cobra. Después me enteré que no era una cobra. En ese momento la serpiente se estaba metiendo dentro de la maleza huyendo de tanto alboroto y no se qué me ocurrió, si fue por verla mejor o hacerme el valiente delante de los chicos, el caso es que la agarré de la cola y todo ocurrió en segundos: la serpiente me lanzó un ataque que pude esquivar en brazos y cuerpo pero me mordió en el dedo gordo del pie derecho.
En ese momento el mayor de los chicos me dijo que tenía que ir inmediatamente al hospital, que me montara en su moto como así hice sin rechistar. Sé que las mordeduras de este tipo de serpientes si no las tratas con rapidez son mortales. Lo extraño es que cuando iba en la moto iba tranquilo, cosa que me sorprendió. El hospital estaba a unos diez kilómetros, tardamos diez minutos más o menos. Cuando bajé de la moto me empecé a sentir mareado. cuando llegué, me estaban esperando en la puerta con una camilla seguro que alguien del pueblo avisó que un extranjero loco iba para allí
Nada más llegar me pusieron suero y algo rojo que no sé lo que era, el chico de la moto le explicó al que parecía ser el medico y escuché la palabra que me sonaba como “tay pay”, me imagino que era la serpiente que me mordió. En la misma camilla metieron algo dentro de la bolsa roja, me imagino que era el antídoto. me sacaron sangre y al cabo de unas horas vino el medico que me explicó, con mucha paciencia puesto que se dio cuenta que mi inglés deja mucho que desear, que en mi cuerpo solo había el veinte por ciento del veneno que en estas mordeduras suelen inocular este tipo de serpiente, que tuve mucha suerte que sólo alcanzó a morderme con un solo diente como veréis en las fotos cuando las mande, pero así y todo la mordedura sin ayuda me hubiera matado.

Pasé esa noche en el hospital y para el otro día a las cuatro de la tarde me dijo el medico que el tren para Hat Yai salía a las cinco y media que me olvidara de Langkawi y que con los papeles que me dio me fuera al hospital universitario hacerme un análisis de sangre. Así lo hice. En el hospital de Hat Yai me dijo el medico después de ver los análisis que mi cuerpo estaba en guerra, por eso de la fiebre tan alta pero que mis tropas estaban devastando al enemigo en una media de mil bajas enemigas por una de las mías, que en un par de días estaría nuevo y que me dejara de jugar con las serpientes y me dedicara a jugar con las chicas que son menos peligrosas. Estuve a punto de decirle que discrepaba de esa afirmación pero me callé. Ya tuve en esos cuatro días emociones suficientes.
Ahora que os escribo esto han pasado cinco días y me encuentro con una resaca como si me hubiera tomado un garrafón de whisky barato. Me imagino que son las pastillas que me dieron para que tomara todos los días. Me quedan para dos días pero creo que voy a pasar de tomarlas.
Como veréis mi hada madrina ha vuelto con ganas de jugar. Ahora me voy a comer arroz y sacar un billete de tren, me vuelvo a casa a descansar, estoy muy mayor para estas aventuras y a la tribu no le diré nada… No quiero que me llamen jilipollas. Besos.

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